Viñeta ya artículo de Pat – @loscalvitos

 

Quino era uno más, porque se sentía incómodo siendo el protagonista.

Creaba verdaderas obras de arte, solo porque no se le ocurría otra cosa.

Qué se puede añadir a todo lo que se ha escrito sobre Quino en estos días. Poco. Bueno, quizá la experiencia personal.

Yo me formé como viñetista en la ciudad de Buenos Aires, Argentina, en la escuela de Garaycochea. Carlos Garaycochea fue un genial humorista con alma de docente. Por eso, él mismo era quien impartía las clases de humor gráfico. Un tipo cercano, con el que compartíamos café en el minúsculo bar de la academia, donde nos contaba mil y una anécdotas. En muchas de ellas, el protagonista era su amigo Quino. La confirmación de la veracidad de su cercanía con el creador de Mafalda llegó cuando nos dijo que Quino iba a ir a la escuela para darnos una clase.

Llegó el día y el aula, donde solíamos estar no más de diez alumnos, estaba a reventar, con alumnos de humor gráfico, pero también con los de dibujo artístico o historieta. Yo había llegado temprano y me pude acomodar en primera fila. Y entonces llegó él, Quino, Dios. Esa figura celestial, inmediatamente, se convirtió en humano. Su sencillez se percibió desde el primer segundo. ¿Qué fue lo primero que hizo antes de empezar su clase? Interesarse por nuestros trabajos. Miraba nuestros dibujos y era él el que nos hacía las preguntas, con indisimulada admiración. No, no era postureo. Quino era trasparente. Era uno más, porque se sentía incómodo siendo el protagonista.

Después sí, llegó nuestro turno de preguntas. “Dibujo muy mal”, decía con sinceridad –aunque evidentemente equivocado-, “por eso me detengo tanto en los detalles”. Decía que tenía muy poca confianza en su dibujo, y por eso, si tenía que dibujar una batidora, iba a la cocina y la copiaba a lápiz. Disconforme, borraba los trazos cientos de veces, y recién entonces pasaba su dibujo a tinta. Y lo pasaba con “los que se tapan” –se refería a los Rotring-.

Una de las pruebas que demostraba que Quino era un genio era el análisis psicológico que se hacía de sus personajes. Cuando después de largas introducciones, que desglosaban la personalidad de Felipe, por ejemplo, le preguntaban por qué había dicho algo, él se remitía a contestar: “porque no se me ocurría nada”. En eso radicaba uno de los aspectos de su genialidad. Creaba verdaderas obras de arte, solo porque no se le ocurría otra cosa.

Cuando Mafalda ya era un éxito en Argentina, lo empezaron a llamar desde otros países para publicar la tira, cosa que a él le provocaba mucha angustia. Desde Italia llamaban una y otra vez, y su mujer, Alicia, que era la que cogía el teléfono en esas circunstancias, mentía diciendo que no estaba. Le ofrecían cheques en blanco, pero él solo quería dibujar y no entrar en tecnicismos ni conversaciones de dinero. Un día, Alicia se cansó y negoció personalmente el contrato. Mafalda ya era internacional. Los años también la hicieron atemporal.

Sus visitas a la escuela se repitieron año a año. Algunas veces solo, y otras acompañado, como cuando fue con Mordillo. Aunque eran charlas informales, con preguntas, respuestas, anécdotas y risas, no se equivocaba Garaycochea cuando se empeñaba en llamarlas clases, porque aprendíamos lo que no está escrito.

He conocido pocas personas con la humildad de Quino. Y siendo quien era: alguien que podía subirse a un pedestal y nadie se lo hubiera reprochado. El maestro entre los maestros era una persona sencilla, que huía de los focos. El dios de los humoristas gráficos.

Gracias por tanto, maestro Quino.

Ver más

quino.com.ar – Tiras de Mafalda

publico.es Muere Quino, el creador de Mafalda 30-09-2020

Wikipedia Quino

Joaquín Salvador Lavado Tejón, conocido bajo el seudónimo de Quino (Mendoza,1​2​3​ 17 de julio de 1932-Ibidem, 30 de septiembre de 2020) fue un humorista gráfico e historietista argentino.

Tuits de interés

 

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Documental: Buscando a Quino

 

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